sábado, 23 de julio de 2011

veintidós del siete

Necesito librarme de los conceptos ajenos. Esto es: ser, a pesar de. Y no digo que no me importe una mierda lo que piense o le pase el que tengo al lado, sino todo lo contrario. Quiero ser amorosa sin necesidad de explicarme, o sin tener que estar pensando “no, no digas eso porque lo va a tomar para cualquier lado y no es lo que vos querés decir”. SÍ, ES LO QUE YO QUIERO DECIR. Charly canta: “cuando te quiero te digo que te quiero y no hay nada mejor”. Es eso. Nada más. No viene acompañado al amor una lista de obligaciones, ni trámites públicos ni un pito. Ahora, en este tiempo/espacio que nos convoca, te quiero; y quiero sentirme libre de amar.
Por supuesto, yo soy mi primer obstáculo.

Después de una separación tras 12 años en pareja, y con una hija en su vida,  L me dice que hoy quiere pasarla bien, sin mayores explicaciones. Yo siempre quiero pasarla bien. Creo que estar bien, sentirse bien, es una decisión y un compromiso que uno asume con uno mismo. Y sin eso estamos bastante fritos.

L vino ayer a cenar. Al llegar me saluda como si fuera mi noviecito. Me sorprende. Quizá hubiera preferido que continúe coherentemente con eso, y que apenas cierre la puerta nos comamos la boca como dos desaforados y que el hambre venga como consecuencia de un buen garche. Me pide que lo deje cocinar, que quiere que confíe en él con el plato que pensó para mí. Yo sé que la mayoría de las chicas van a pensar que es un divino, pero yo no estoy en esa estadística: ¿estamos juntos y vos me echás de la cocina para prepararme algo? Decime que eso se cocina en quince minutos…  No, eso iba a tardar horas, y por suerte él comprendió que era una picardía no poder, siquiera, charlar.
-¿querés que te ayude?
-no
Entonces me quedo mirando cómo hace, intuyendo algo que hoy recién entiendo: hubiera preferido que diga que sí, que en todo caso salga mal la cena como posibilidad más grave (¿cuán diferente puedo picar una cebolla?), pero estar haciendo juntos, ¿no?. Compartiendo, y no demostrando.

L me gusta, sí. Hay algo en su olor, en su presencia y en su deseo de crecer que me convoca. Y cuando estoy con él, sinceramente deseo que esté bien. Por lo demás, somos intensamente diferentes. Y si bien muchas veces eso resultó ser positivo, no deja de hacerme ruido.

Confieso que íntimamente creía que me estaba enamorando de L, y por eso la necesidad de abrir este experimento. Por ese ruido. Hoy siento que tengo que confiar más en mi intuición; algo no cierra acá: confío en  él, pero no sé si pueda sostener este tránsito romántico. Hoy voto por el amor real, y hay algo en L que me impide acercarme. Algo que somos él y yo. Hoy no quiero que la curiosidad mate al gato. 

3 comentarios:

  1. Yo hubiera preferido "sujeto experimental uno" en lugar de L. Quedé influencia por la formalidad hoy. Por lo demás, no tengo queja (a falta de palabra más adecuada, que no quiero pensar) alguna.

    ResponderEliminar
  2. Me faltan datos... y no, no lo digo de chululo, ni me interesa quién es L, es sólo que me faltan datos sobre "sujeto L" que puedan ayudar a la ciencia.

    Dr Frankenstein, Dr Jeckyll, Prof Moreau... y Noe Boschetto, aguante la Ciencia!! (es chiste, boba)

    ResponderEliminar
  3. la ciencia me está quemando los patos... creo que por algo decidí ser actriz :P

    usté tiene razón, mi querido capitán. faltan datos. todo se irá revelando.

    ResponderEliminar